LA TAUROMAQUIA Y EL GUERNICA: REFLEXIONES PARA COMPARTIR

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La XXV Edición del Ciclo Los Toros de Caja Sol, celebrado en Huelva el 2 de Marzo evoca consideraciones del presidente de la AIT

¿Acaso harán con Tordesillas lo que Picasso pintó en el Guernica?

 La Tauromaquia no tiene que ser legal para que sea cultura. Es justamente al revés, la Tauromaquia , por el hecho de ser cultura, es legal.. Pero lo cierto es que para procurar su protección y permanencia ante el diluvio de ataques que en España le han sobrevenido en los tiempos recientes, la Tauromaquia se ha dotado de un sistema jurídico de protección.

No pasa lo mismo con otras expresiones de la cultura y las artes. La música, la pintura, la escultura, el teatro, la literatura, todas ellas bebedoras en las fuentes de inspiración de la Tauromaquia, no necesitan dotarse de este especial sistema de protección, pues no son objeto de tan inmisericordes ataques a nuestros derechos y libertades.

Pero a la Tauromaquia, la más antigua de estas expresiones culturales, cuyos orígenes se remontan a primitivas formas de vida, de cuando el hombre para proveerse de pieles y carne de los animales tenía que enfrentarlos, entre ellos al toro, le ha tocado ahora confrontar la nueva corriente del pensamiento animalista e hiper sensitivo de la conducta humana, que se globaliza y extiende amenazante a todos los confines de la tierra.

Por ello, desde que detectamos tal ataque a nuestra libertad, desde la AIT. nos hemos dedicado a construir para la Tauromaquia un sistema jurídico de protección, dentro del marco de la justicia que es propio para confrontar las diferencias entre los hombres en un mundo civilizado, a fin de evitar su pretendida desaparición.

Y como estamos ante una expresión que forma parte de nuestro patrimonio cultural, que a diferencia de otros como el patrimonio natural o monumental, no le pertenece a los estados sino que es propiedad de los pueblos, lo primero que hicimos fue inundar a España y otros países con declaraciones de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial en miles de pueblos y ciudades, producidas desde el seno de los ayuntamientos, donde reposa su representación popular más directa, todo de conformidad la Convención de la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, firmada por más de 166 estados.

Este camino nos condujo posteriormente al reconocimiento legislativo de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural del pueblo español a través de la Ley 18/2013, aprobada en su Parlamento, que a su vez vincula la Tauromaquia con lo que sobre la protección y promoción de la cultura dispone la propia Constitución española en sus artículos 44, 46 y 149.1.28ª.

Yendo aun más lejos, el art. 5 de la referida Ley establece “ El impulso de los trámites necesarios para la solicitud de la inclusión de la Tauromaquia en la lista representativa del Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad a que se refiere el artículo 16 de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural inmaterial aprobada el 17 de octubre de 2003 en París por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura”.

Pero los ataques no cesan y más recientemente vemos que ya no provienen no sólo de anti taurinos, sino también desde las propias instituciones en las que grupos de izquierda radical y ecologista se están ensañando con los toros, como presa fácil de sus políticas populistas.

Y es justamente la evolución humana la que nos obliga a dirimir estas diferencias en los juzgados, con el sistema jurídico de protección al que hacemos referencia y que tanto sacrificio y esfuerzo nos ha costado construir. De no ser así, a nuestra Cultura de la Tauromaquia no le quedaría otro camino que retrotraerse en el tiempo para defenderse como lo haría el hombre en la época de las cavernas.

Es lo que podría ocurrir si se intenta por ejemplo, prohibir el Toro de la Vega, pasando por encima de todo un pueblo que cree en su cultura y sus tradiciones. Tendrían que imponérselo con el primitivismo de la fuerza, contra la resistencia que puedan ejercer los tordesillanos.

La cultura gana su reconocimiento por la práctica, la fascinación y el amor de los pueblos hacia ella. Y por eso ellos la protegen. La cultura no se puede prohibir por decreto ni por argucias legales. ¿O es que acaso harán con Tordesillas lo que Picasso pintó en el Guernica?

William Cárdenas Rubio
Asociación Internacional de Tauromaquia (AIT)
Madrid 12-Marzo-2016

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Actualizado (Martes, 15 de Marzo de 2016 20:06)